Increíble
creer que las mismas razones que me dan felicidad, sean las mismas que me hagan
llorar. Dificil de pensar que las lagrimas puedan transformarse en un segundo,
de pasar de llorar por felicidad a llorar por tristeza o viceversa. Y no quiero
admitir que te observo a cada minuto, que todo lo que haces y hasta lo que no
haces me importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario