Corre. Siente cómo el viento golpea tu cara; cómo los pájaros
vuelan sin miedo a saber lo que les deparará el destino; cómo la brisa sopla
cada mañana aunque tú, la mayoría de ellas, no lo aprecies. Despreocúpate.
Observa cómo se ve todo desde lo alto de la montaña; somos insignificantes.
Encuéntrate a ti mismo entre la multitud. Obsérvate. Analízate. Siéntete. No te
dejes llevar por los prejuicios e ideas de los demás. No te alteres. No merece la
pena. Escúchate; eres el único al que debes escuchar. Los demás no importan.
NO DEJES DE CORRER, NO MIRES ATRAS.
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